El fin de semana pasado se llevó a cabo el Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta, dentro del marco de la FIL. Por segunda ocasión se invitó a Jorge Pinto, creador del webcómic Bunsen, para que compartiera mesa con Bachan y Ricardo Cucamonga, creador de Cindy La Regia. Aprovechamos para platicar un poco con Jorge, pues una servidora es entusiasta lectora de su webcómic y groupie declarada, así que les comparto un poco de lo que habló en la conferencia y mientras dibujaba autógrafos a sus seguidores (porque él no llevó láminas de su tira, como Cucamonga, sino que se dedicó a hacer un garabato personalizado para cada entusiasta).
Uno de los problemas que se enfrenta cualquiera que publica en la Internet, son los famosos derechos de autor. Al subir algo en la web, de inmediato está el riesgo de que cualquier persona, en cualquier punto del planeta, decida manipular tu trabajo como mejor le convenga. A cada creador le preocupa de distinta manera, pero a Jorge Pinto (quien se parece sospechosamente a uno de sus personajes, Adel Ortega), lo tiene sin cuidado. “Quien te lo quiere robar, lo va a robar como sea. A mi no me afecta, ¡que me lo roben! Si toma una de mis tiras y la imprime para pegarla en su cubículo, ¡gracias!, porque me está promoviendo y, posiblemente, acercando a otros lectores. Cuando publicamos en la Internet, a través de un blog o las redes sociales, podemos crear una relación con los lectores más inmediata que en el impreso, y si alguien se quiere pasar de listo, no se sale con la suya. Está el caso de cuando Nokia tomó una imagen que no le pertenecía para una campaña publicitaria. Una chava publicó sus fotos en Flickr y cuando se dio cuenta de que en un espectacular estaba su trabajo, de inmediato tomó acciones. Al poco tiempo Nokia retiró la publicidad y prefirió pagarle a la creadora, antes que le lloviera la mala publicidad”. Por otro lado, Bachan, quien de los tres es el más veterano y se hizo conocido con su trabajo impreso, admite que ha visto en mayores ocasiones su crédito en copias piratas, que en trabajos con todas de la ley, como las animaciones que hizo para Polo Polo. “Me cuesta trabajo odiar a la piratería, cuando son los únicos que me reconocen el trabajo”, agrega con humor.
Volviendo con Pinto, él dice que para frenar a la piratería piensa en nuevas formas de presentar su trabajo. Por ejemplo, para vender una recopilación de Bunsen no eligió una versión impresa, sino un dispositivo USB con la figura de sus personajes. “A ver, que me copien eso”. Él es un hombre práctico y sincero. No es ingenuo al decir lo que piensa, aunque de pronto pueda arriesgarse a ofender a colegas con mayor trayectoria. Justo cuando se puso de manifiesto que tanto Cucamonga, como Pinto y Bachan se encargan, desde hace años, de producir, editar y distribuir su trabajo, maestros de la ilustración y cómic mexicanos como Rius y Aragonés les mencionaron que por dedicarse a cada aspecto de sus historietas corrían el riesgo de ejercitar su verdadero talento: el dibujo, lo cual podría ser un especie de insulto, sobre todo para los lectores, que no disfrutan de lo mejor de su pluma. Pinto habló primero: “Tengo la oportunidad de arriesgarme en mi trabajo gracias a que meto mano en todo. Si para mí es bajarle un poco la calidad al dibujo, no me limito en pensar que tengo que especializarme en un solo aspecto. Personalmente, no tengo ninguna obligación moral hacia el medio en el que me muevo; hago lo que me gusta”.
Ya fuera del salón donde se trataron estos temas, Pinto dice que está acostumbrado, “es normal que cuando hablas con alguien que se resiste un poco a los cambios no sea tan sencillo para ellos que otro les diga ‘lo que tú haces ya no es como funcionan las cosas’”, a propósito de los comentarios de los dos moneros que tomaron la palabra.
Además del humor y sencillez de sus tiras, hay que otorgarle parte del éxito de Bunsen a este boom nerd que nos inunda, que volvió cool a un modo de vida que antes no se veía como atractivo. Ante esto, Jorge confiesa que “lo mejor que puedo hacer es decir que no me aproveché de esta moda, pero para ser honesto, fue un golpe de suerte que surgieran series comoThe Big Bang theory y The IT crowd. Pero también es cierto que cuando comencé a publicar en la Internet, estas series en México todavía no pegaban como ahora. Así que fue una coincidencia afortunada”.
Y eso de ser un nerd con groupies, ¿qué se siente? “En 2007 éramos [losnerds] los que teníamos menos oportunidades. El chiste ahora es no creértelo”. Momentos después se sienta junto a sus otros dos colegas y toma un marcador prestado de Cucamonga para dibujar algo individual a quien se lo pida, a diferencia del autor de Cindy La Regia, quien firma tiras impresas.
Una de las cosas que se pueden apreciar de esta celebridad mexicana de la Internet, es que es un tipo sencillo. Seguro, él ha sido de los pocos que crearon memes nacionales, incluso sin planearlo, como aquella campaña de “Yo sí existo, señora Granados” (suerte de protesta ante una señora que le dijo a uno de sus retoños que la Internet está lleno de gente que no es real), la de “¡Doctor Mono para presidente!” (con la que muchos anularon sus votos en las elecciones para presidente), y hasta una serie de disertaciones acerca de un desdoblamiento que Adel Ortega, su protagonista, sufrió en el tiempo y el espacio. Así como expresó que no tiene ningún compromiso con la historia del cómic para trabajar en él, también afirma que jamás intenta provocar una reacción social. Aunque uno no puede negar la crítica a los organismos de educación, la cultura de medios, el maltrato a los becarios de la ciencia, y la triste esclavitud que muchos tenemos a la Internet, dueña de nuestro tiempo libre, tiempo completo, a veces mal aprovechado. Justo cuando le hace un autógrafo a un incipiente ilustrador, Pinto le pregunta qué prefiere. El joven le pide a Orly, para su hermana, que es becaria. “¿Becaria de qué?”, desea saber Jorge, “es doctora”, le dice su interlocutor. “¡No! Pues yo soy el que debería pedirle a ella un autógrafo. Ella sí es útil: salva vidas”, dice Pinto, cumpliendo la petición.
Accesible, entusiasta y atento, Jorge Pinto no teme compartir parte de sus secretos, como el hecho de que las tiras de Bunsen, que parecen estar hechas a la South Park con recortes de cartón, no son más que un efecto del fabuloso Photoshop, herramienta inseparable. También le preguntamos su opinión para los discos del año, para el número de Ocio en que exponemos las distintas propuestas de gente conocida, pero ese dato se lo daremos hasta que se publique dicha edición."
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