De lo que habla este post es de algo mucho más común. De un componente íntimo, profundo e inalienable que es propiedad exclusiva de las personas... de todas las personas, sin excepción. Una especie de fórmula química, que nos incorpora, de serie, un valor de identificación que nos mueve y nos conmueve, que circula por nuestras venas y se proyecta a través de nuestras acciones.
Se trata de un impulso, muchas veces irracional, que hace que nos sintamos vivos, situándonos en un plano de identificacióncolectiva, que nos integra como parte de una tribu bien definida.
Hablamos de la energía más potente que existe: las emociones.
Emoción que se transforma en sentimiento. Sentimiento que, bien canalizado, se convierte en acción. Y es, precisamente, esa energía vital que nos transforma en seres pasionales, la que alimenta -o, al menos, debería alimentar-, los motores de las marcas.
Inmersos en plena vorágine de transformación en los planteamientos de comunicación, la mejor conclusión que se extrae hasta el momento es que, independientemente de las herramientas tecnológicas de que dispongamos, la clave para laidentificación de las marcas con los usuarios, y de los usuarios con las marcas, es la implementación de las emociones compartidas.
El establecimiento de ese vínculo íntimo, que pone en carne de comunicación los efectos 'valóricos' que provoca la emisión de la oxitocina, permite crear escenarios de relación muy eficaces. Ese supuesto diálogo, al que tiende la comunicación 2.0, no es posible que prevalezca en el tiempo si las marcas no lograr adoptar un perfil humanizado y empático, que canalice lagestión de sus valores hacia un plano puramente emocional y diario.
Y el fútbol es un buen ejemplo de ese proceso. Los equipos y sus hinchadas son la evidencia más palpable de ese 'vínculo casi indisoluble de identificación pasional'.
Se sienten los colores, se encumbra a los jugadores cuando ganan -y se les demoniza cuando pierden-, se alzan las banderas del orgullo en casa, en el trabajo, con los amigos..., se deja de comer -incluso- para poder pagar una entrada que nos permita alcanzar el éxtasis, se alzan las voces para gritar los himnos de la tribu, se proyectan los anhelos, se defiende la marca a capa y espada, se opina sin temor sobre cada uno de los aspectos de gestión de la marca...
Valores de identificación máxima, en torno a los cuales podemos y debemos hacer una reflexión.
Hoy en día, ser una marca relevante exige realizar un importantísimo esfuerzo para alcanzar el corazón de los usuarios. Y conseguirlo depende de nuestra capacidad para alcanzar esa fibra sensible que facilita el acceso al córtexemocional de su cerebro. Los valores de identificación con una oferta puntual ya no son relevantes... Hace falta mucho más.
Hace falta consolidar una relación perdurable y estable en el tiempo, que nos permita construir y consolidar unos vínculospersonalizados con el público, basados en la transferencia de valores en común. Un proceso en el que la aportación emocional del propio usuario es más importante, si cabe, que la de la propia marca. Hablar de diálogo de marca implica hoy, ceder las riendas del discurso al propio target, de manera que sea éste el que nos transfiera la energía necesaria para consolidarnos como una parte de su propia esencia como persona.
Atendiendo a los ejemplos de las marcas como Petrobras,Adidas o ICEX, observaremos cómo los valores deidentificación están transferidos casi por completo a la 'pasión que genera el fútbol'. Y las marcas poco o nada tienen que ver en ese proceso, pero son capaces de buscar el plano correcto sobre el quye articular su mensaje, identificándolo con los valores más profundos asumidos por el público.
Y en esa proyección descubrimos, gracias al fútbol, que la verdadera energía que mueve los motores de las marcas es... la pasión del público.
Via: FunkyPuma/lasblogenpunto
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